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domingo, abril 28, 2024

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Un día en la vida de… Santi Domecq

Me llamo Santiago Domecq Martel, nací en Jerez de la Frontera un 17 de febrero de 1998, y soy ganadero de bravo.

La ganadería, que se llama como mi padre, Santiago Domecq,  se encuentra en el término municipal de Jerez y dentro del Parque Natural de los Alcornocales. Muy cerca de Algar. Se compone de tres fincas: Garcisobaco, Rogitán y El Jabato. Ahora mismo tenemos unas 335 vacas madre y 25 sementales. Nuestro origen fundamentalmente es Domecq con un goterón importante de Núñez Vía Juan Pedro Domecq, Jandilla, Torrestrella y Carlos Núñez.

Ocurre que yo vivo en Madrid, porque estudié el doble grado de Derecho y Dirección y administración de empresas en CUNEF, Madrid, y trabajo allí en una gestora de fondos de inversión donde principalmente hacemos desarrollos de edificios logísticos.

Sin embargo, estoy permanentemente conectado al día a día de la ganadería: tenemos un grupo de Whatsapp donde estamos al tanto de todo, si no cualquier llamada. Tengo un software de la ganadería en mi teléfono que se actualiza al instante y una nube donde puedo ver videos de todos los animales. Son cosas que hemos implementado para poder acceder a toda la base de datos, en el momento, desde cualquier parte. Hablo a diario con el mayoral y con mi padre y delegamos bastante los unos en los otros. El mayoral, que está permanentemente en las fincas, nos suele mandar muchas fotos y videos de todo lo que va pasando.

Mis referentes, de los cuales he aprendido lo poco que sé son algunos ganaderos como mi padre, mi tío Fermín Bohórquez o Justo Hernández y toreros como El Juli, Paco Ojeda o Alvaro Montes. Con todos ellos he tenido conversaciones profundas de embestidas y técnica. De los toreros admiro a muchos y podría nombrar mil.

Mi padre, por supuesto, es el ganadero y el que ha llevado la ganadería a donde está. Generosamente delega muchas atribuciones y responsabilidades, pero él audita todo, está al tanto de todo y, aporta ese punto de experiencia y saber hacer que hace que todo funcione. Las negociaciones también las lleva a cabo él. A mí me da mucha libertad en cuanto a la selección y los lotes. Mis hermanos tienen mucha afición y están al tanto de todo y nos apoyan en lo que mi padre o yo decidamos, lo cual lo hace muy fácil.

«El campo y el toro dan mucha educación»

Casi todos los fines de semana me voy al campo, donde intento estar el mayor tiempo posible. El campo es la desconexión absoluta. Mirar una lumbre, un atardecer… No tiene nada que ver. El campo y el toro dan mucha educación. Los que nos hemos criado en el campo tenemos una imagen de la naturaleza real que no tiene nada que ver con la percepción de una naturaleza idealizada que mucha gente de la ciudad parece tener. El campo curte mucho y los animales te hacen ser muy disciplinado y responsable. Los tiempos del campo son los que son y todo tiene que estar en su debido momento para que funcione.

La caza es mi otra gran pasión, le dedico mucho tiempo, casi te diría que el mismo que a la ganadería. Pero los sentimientos que me transmite el toro bravo no se asemejan con nada de lo que haya probado en la vida. Al golf también le estoy dando un poco…

En la ganadería, yo me centro mucho en la selección, en tenerla en la mano, para que a la hora de tomar decisiones rápidas estas sean lo más acertadas posibles. Veo muchos vídeos. Cuando estoy en el campo lo que más me gusta es ver las vacas y los sementales o ir a ver machos en concreto que me ilusionan para ver si los meteremos en la plaza o ver su morfología.

En cuanto a la selección de los animales, y huyendo de tópicos, la verdad y la profundidad en el comportamiento del animal son muy importantes para nosotros. El torero debe sentir que si él se entrega a un animal es porque el animal también lo va a hacer y es ahí donde, para mí, surge lo mejor de ambas partes y dónde ganamos todos.

Voy a todos los tentaderos, salvo causa mayor. Suelo escoger las vacas de cada tentadero y el orden. Nos tomamos muy en serio esto. Yo tomo las notas y luego mi padre les echa un vistazo. Las notas las escribo al final tras haber intercambiado opiniones con él. Muchas veces revisando videos y notas me arrepiento y las cambio. Nuestro concepto y conocimiento evoluciona y ves cosas que antes no éramos capaces de ver.

«Somos muy exigentes con los sementales»

Cada vez intentamos afinar más en los tentaderos de machos, somos conscientes de que hay que quemar animales y lo hacemos, pero por lo menos que tengan un motivo de peso. Esto se debe al reposicionamiento que hemos venido sufriendo en los últimos años nos hacen que haya que ser más selectivos a la hora de quemar cartuchos. Somos muy exigentes con los sementales.

Cuando vienen a visitarnos aficionados o algún antitaurino incluso, les quiero transmitir mi amor y pasión por la cría del toro. Les impresiona mucho que reconociese las vacas desde lejos hablándoles de los padres, abuelas o de los hijos. Ellos acaban entendiendo que cada animal que allí hay tiene una historia, un porqué y que tienen un sentido muy grande para nosotros. El ver el toro muy de cerca, a escaso metro y medio, también les impresiona mucho.

«Todos los años hay alguno que nos quita el sueño»

La ganadería de bravo tiene mucho de sacrificio y entrega, pero te regala momentos extraordinarios. Hay 3 días importantes para mí: El primero fue el indulto de Lebrero (Dax), el segundo la vuelta al ruedo de Contento (Madrid) y el tercero el rabo de Tomás Rufo en Talavera a Heráldico. Ambos tienen un denominador común que es que apostamos mucho por ellos y después dio la casualidad que acertamos. La ilusión llegaba hasta niveles de entrar al cercado solamente a verlos a ellos, sin mirar al resto. Todos los años hay alguno que nos quita el sueño. Coincidió con una corrida en Pontevedra el día que El Juli triunfó en el Puerto mano a mano con Morante, pero aquella tarde debió ser muy emocionante para mi padre, pues nos dividimos.

Mi ideal sería vivir en el campo, llevando la ganadería y estando en contacto permanente con la naturaleza. Desgraciadamente, en estos momentos otras responsabilidades me atañen. Pero, en el futuro, quién sabe…

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