Salieron cinco tías disfrazadas de dinosaurios a manifestar contra los toros manoteando unas cartelitas que rezaban un eslogan digno de doctorado: La tauromaquia es prehistórica. Esto sucedía en las calles de Pamplona un día antes de comenzar la San Fermín de 2022, donde se ha celebrado el centenario de la Plaza Monumental con una corrida de no hay billetes, y la salida a hombros, en olor de multitud, de tres toreros.
Las animalistas vestidas de tiranosaurios iban acompañadas por una docena de amigues, orgulloses todes de vocear el eslogan supremacista que implica llamar a todo lo que no se entiende o se respeta, a la diferencia vernácula, de asunto prehistórico; esa misma manía hegeliana que hizo llorar a Dostoievsky en Siberia cuando se enteró que su nación había sido estigmatizada por el filósofo alemán como estando ‘fuera de la historia’.
Las cinco dinosauras recibieron, para mí sorpresa, el honor de dos minutos (o más) en el noticiario internacional de la vetusta Corporación Británica de Transmiciones, o BBC. Iba el asunto con las mujeres disfrazadas de animales extintos -como quedarían los toros si ellas o su ideario animalista se impusiera- para informar que la Feria de Pamplona volvía por sus fueros. Iba la noticia de tercera entre la inminente dimisión de Boris Johnson y la última matanza colectiva en Estados Unidos, mientras en Ucrania sigue el genocidio de la guerra ya pasada de moda, y en silencio.
Es sabido que uno de los deportes nacionales británicos consiste en encarnizarse contra España, sea por su historia colonial -olvidando la de Albión, que sólo ha dejado tierra quemada por donde ha pasado- o por sus costumbres. No se atreven a burlarse ya de las culturas vernáculas de Africa, Asia o el Caribe donde Inglaterra ha dado magistrales lecciones de miseria, pero cuando se trata de España, y peor de los toros, se desbocan felices y el respeto a la diferencia cultural, la corrección política editorial poscolonial, se desvanece.
Que la BBC se permitiera la supina impunidad de enseñarnos el mal gusto animalista de las dinosaurias disfrazadas -que se parecían más bien el oso Yogui- para informarnos de un asunto tan serio, popular, complejo y festivo como los San Fermines llama la atención, si no es que clama al cielo. Entiendo que cuando no da vida, el tiempo en televisión mata. Pero hay unos mínimos de deontología que deben ser respetados, y sobre todo exigidos: vengan las dinosaurias con sus esperpénticos disfraces, y que también hablen desde el supremacismo blanco y progresista de sus certitudes ignaras, falsamente ecologistas, pero ¿porqué no traer junto a ellas otra voz, por ejemplo una de las de las decenas de miles de personas que colmaron la plaza de Pamplona en la corrida del centenario? ¿porqué no informan del efecto económico de la Feria sobre la ciudad? ¿porqué no comparan los números entre los que estan allí para ver el encierro y las corridas y las escuálidas protagonistas del carnaval jurásico y animalista?
Viendo la salida a hombros de los toreros que triunfaron en Pamplona el 7 de Julio, viendo las calles de la ciudad a reventar de multitudes mientras las siluetas de oro de los matadores volaban como héroes populares yo pensaba en la injusticia -y en la imperdonable irresponsabilidad- de los medios, cómplices de ideologías basura y de modas que no alcanzan ni siquiera el estatuto de ideas. Me pregunto si no tendremos que contarnos, entonces, uno a uno, los que en el ancho mundo aún esperamos tener la experiencia de transfiguración que el toreo nos ofrece.
No sé si se ha hecho o si alguien lo ha propuesto: pero no estaría mal poner en marcha un censo universal taurino, quizá promovido por este mismo Instituto, y por la Fundación del Toro de Lidia, ejecutado con los medios tecnicos más sostificados y transparentes, para contar globalmente el número exacto de quienes formamos el planeta taurino. Y echarle luego esa cifra a la cara de las cinco tías disfrazadas de dinosaurios, con copia adjunta a la mesa editorial del noticiario internacional de la BBC.
Luis Pérez Oramas es Poeta e historiador del arte. Es autor de ocho libros de poesía, cuatro recopilaciones de ensayos y numerosos catálogos de exposiciones de arte. Ha colaborado en diversas revistas literarias y de arte en América Latina y Europa.