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viernes, abril 19, 2024

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El reto de la Casta Navarra

El ganadero Miguel Reta puede enriquecer la lidia con un toro del pasado

La fiesta de los toros es el espectáculo que más se renueva cada tarde, porque en cada una de ellas la representación es única; ocurre y nunca vuelve. En los festejos populares de las calles esta renovación cobra aún más vigencia; cada encierro es único, cada toro cerril será diferente y cada pueblo o localidad tiene su peculiaridad que lo convierte en genuino.

Es siempre irrepetible y, sin embargo, se viste de una tradición que le hace respetar el pasado como pocas cosas en nuestra sociedad. Es uno de los secretos que arrastra a un aficionado, quien más se ilusiona con los nuevos toreros, más se acerca a los maestros de la historia; quien más goza con Morante de la Puebla o Roca Rey, más se interesa en conocer cómo lo hacía Joselito, Belmonte o Manolete.

El toreo mira al pasado desde un presente único, porque el toreo guarda todo en sus siglos de historia. Basta la sentencia de José Ortega y Gasset como resumen: La historia del toreo está ligada a la de España tanto que, sin conocer la primera, resultará imposible comprender la segunda”.

Toro de Casta Navarra. Imagen de 3 Puyazos

Y el toro como animal es un claro ejemplo de una riqueza vastísima, a pesar de lo que hoy llamamos monoencaste, reducido desgraciadamente en los ruedos a un ínfimo tanto por ciento de la cabaña brava. Existe la variedad de encastes, aunque haya quien piense que todos los toros son iguales, pero existe en las dehesas y fincas del territorio peninsular. Existe un abanico de toros de casta navarra, jijona, de Raso, cabreras, vazqueños y desde luego vistahermosas en sus múltiples evoluciones.

Románticos ganaderos guardan tesoros genéticos en sus fincas con el desdoro de los modernos guardianes de la ecología, que luchan por especies en vías de extinción y desdeñan con ignorancia encastes únicos en el planeta.

«En el toreo caben muchas emociones, luchas, héroes y distintas expresiones de bravura»

Uno de estos esforzados es Miguel Reta, quien hace tres décadas inició una labor por recuperar en los ruedos aquellos toros que tienen importancia hace doscientos años, los colorados de casta navarra, con unas peculiaridades propias de morfología y comportamiento.

Reta inició esta batalla sabiendo que su lucha es a largo plazo, casi imposible de hacer en una generación, porque hay que adaptar a la tauromaquia actual, a la lidia basada en la muleta de larga duración, un tipo de toro que hace cien años quedó reducido a participar en los festejos populares de las calles por su vivacidad y rápido aprendizaje. Reta pretende hacer a marchas forzadas lo que otros encastes hicieron en más de medio siglo. El reto es apasionante: mantener la pureza de raza, selección de comportamiento, pruebas, aciertos, errores y reintentos que necesitan un lustro para ver nuevos frutos.

Las primeras pruebas públicas llegaron en Ceret hace dos años, con toros con más edad de la reglamentaria, pero sus siguientes apariciones en Estella y Corella mostraron cierta evolución. El aficionado vivirá una fiesta diferente con este tipo de toro, la de las dificultades del toro Navarro, diferente a las tardes actuales pero un espejo de donde venimos, de lo que era la fiesta hace un par de siglos. No es una lidia comparable a la que se produce cada tarde actual, pero sí una derivada de ella, que se irá adaptando a las exigencias del público actual y futuro con el tiempo.

No se torearán los toros navarros tan despacio como se pretende en el siglo XXI, pero dejarán otras emociones que también deben entrar en la mente del aficionado. En el toreo caben muchas emociones, luchas, héroes y distintas expresiones de bravura.

«Reta asumió el desafío y camina hacia un toro navarro que tenga cabida en el espectáculo actual»

Si alguien mira una tarde de hace 70 años verá que no es como las actuales, ni los toros salían al ruedo como ahora ni los toreros lidiaban de la misma manera. La evolución necesita tiempo, precisamente el que la casta navarra ha estado alejada de los ruedos hasta que este valiente navarro decidió en su finca La Tejería de Zurucuain, localidad cercana a Estella, recuperar los astados rojillos que tenían nombre propio en los siglos XVIII y XIX.

Es necesario que los aficionados decidan apostar por su historia, por aquello que estudian en crónicas en blanco y negro, tratando de adivinar los avatares de Paquiro, de Pepe-Hillo o de Guerrita, quien ya empezó a esquivar los toros navarros cuando el ferrocarril acercó las dehesas a las tierras norteñas.

Es de justicia bucear en el pasado y dar espacio a quien pretende realizar lo mismo que hicieron otros encastes que se adaptaron durante cien años a lo que el público va exigiendo en cada momento. Miguel Reta asumió ese desafío y camina hacia un toro navarro que tenga cabida en el espectáculo de nuestro siglo, con sus particularidades como lo hacen otros encastes casi relegados a desafíos en los carteles y espacios alejados de los toreros de postín.

Como ganadero tiene el difícil reto de crear un toro útil para la lidia a pie de nuestro presente a través de una selección entre los animales que durante un siglo han sido seleccionados para los festejos populares de las calles. Toros bravos, pero con diferentes cualidades de bravura para unos y otros festejos como explica Jon San José en el nuevo libro Reta de Casta Navarra (Editorial La Cátedra Taurina). El jeroglífico de bravura-casta-nobleza que deben resolver los ganaderos y, en este caso Reta, alcanzarlo desde una camada sin referente alguno en la cabaña brava actual.

Toro de Casta Navarra. Imagen de 3 Puyazos

«En veinte años, la familia Reta habrá tentado más de setecientos animales con el fin de pasar de las calles al ruedo»

Para ello, en las pocas corridas en las que lidie sus productos cada temporada, Miguel Reta tendrá el mejor escenario de prueba para sus evoluciones en la recuperación de un encaste para los ruedos. Aún así, siempre cabrán diferentes opiniones, porque la acción humana, la de los toreros encargados de su lidia, condicionará cada comportamiento de los astados y de ellos dependerá en gran parte la delgada línea que separa la bravura encastada de la mansedumbre peligrosa.

Jon San José define así algunos comportamientos de estos toros navarros en el libro mencionado: “De salida son animales abantos (…) La cabeza de estas reses funciona más rápido que en otros encastes, por eso lo bueno o lo malo que puedan tener lo desarrollan más rápido y lo bien o mal que se le hagan las cosas también lo aprenden pronto. Es difícil mandar sobre ellos: les cuesta humillar, no van entregados en la muleta, se revuelven y reponen rápido, y suelen tener un solo pitón.”

Muchas de estas características chocan con las exigencias de la lidia actual, larga, lenta y que busca la estética por encima de las emociones. Imaginen la difícil tarea de seleccionar con el objetivo de distinguir entre acometer, tal y como hacen las reses de las calles con fiereza, y embestir, algo necesario en la muleta. Se trata de aportar toreabilidad (maldito término mal usado en la actualidad), a las reses adquiridas en los años noventa.

En veinte años, la familia Reta habrá tentado más de setecientos animales (machos y hembras) con el fin de ir dando pasos hacia ese objetivo de pasar de las calles al ruedo, y sus aprobados apenas llegan al 10% en dos décadas.

Por ello, el aficionado ha de entender que es un encaste en evolución, que necesita tiempo para ir revertiendo ciertos factores seleccionados para las calles a las exigencias de los ruedos. Y la transformación genética, que el toro bravo ofrece en su máxima expresión natural, no se hace de la noche a la mañana.

En esta evolución pueden aparecer escenas de otros siglos, (hay aficionados que en Ceret vieron por primera vez en su vida banderillas negras), imágenes para el recuerdo como la vuelta con que se premió a Santero en Estella. Habrá peligro llamativo y precauciones exageradas, pero también habrá héroes de luces tratando de dominar a la casta navarra y eso también es tauromaquia y lidia.

Miguel Reta tiene un desafío enorme, une reto basado en recuperar las características de la Casta Navarra para la lidia actual en un tiempo récord. Es mirar al pasado para renovarse cada tarde; lo que ocurra en cada embestida de sus toros servirá para evolucionar, pero nada puede repetirse en la fiesta de los toros; el arte efímero que se renueva cada tarde.


Álvaro Suso es periodista taurino

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