Andando, andando.
¡Que quiero ver el fiel llanto
del campo que voy dejando!
Juan Ramón Jiménez
Andando, andando, así fue como Jesús Garzón Heydt, para nosotros “Suso”, descubrió la vida en la ciudad de Madrid, donde se crio allá por los años 50 y 60, en el seno de una familia de madre alemana y padre militar, con raíces en la sierra de Gata y la costa cantábrica, donde intercalaban los períodos vacacionales en su época escolar. Así transcurrió su niñez, educado en un colegio alemán de la capital, aprendiendo de las revistas de fauna de su abuelo y en vacaciones disfrutando unas veces entre las encinas del sur con los pastores extremeños y otras serpenteando entre las olas del norte con los pescadores cantábricos.
Andando, andando, allá por los años 70 conoció a la que fue su compañera de vida, Isabel Bermejo, con quien se casó y tuvieron sus dos hijos, Mar y Pablo. El afán de Suso era aprender de las culturas tradicionales, de sus gentes, de su hábitat, observando además todos los seres vivos y su medio natural, viviendo por el campo como un ser libre y aventurero, que recorría de norte a sur la Península con su lápiz y libreta de bolsillo, anotando cada apunte en su cuadernillo de campo, anillando pájaros, trepando a los nidos más altos, estudiando el comportamiento de los insectos, reptiles, mamíferos, plantas y todo lo que encontraba en sus largos caminos. Fue entonces cuando Suso pudo salvar el Parque de Monfragüe en Cáceres de una masiva plantación de eucaliptos que arrasarían el excepcional hábitat en el monte mediterráneo de las sierras del Tajo, gracias a que descubrió y demostró la existencia de una colonia de buitre negro de excepcional importancia europea, además de otras especies de fauna muy valiosas como la cigüeña negra, el águila imperial y el lince, protegiendo así el Parque Natural declarado en 1979 donde nidifican y viven estas especies y desde 2007 Parque Nacional de Monfragüe.
Andando, andando, en los años 80 lo nombraron el primer Director General de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, donde tuvo que batallar con los campos de tiro y políticos ansiosos de colgarse medallitas en contra de los principios que perseguía Suso, así que tras su dimisión del cargo se trasladó a vivir con su familia a Cantabria, donde también fue el principal colaborador de la creación del Parque Natural de Oyambre(Cantabria), del Parque Nacional de Cabañeros (Toledo) y del Parque Natural de Somiedo (Asturias). Así continuó, por libre, en sus investigaciones de conservación de la Naturaleza, estudiando desde 1966 principalmente especies en peligro de extinción, como el águila imperial, buitre negro, avutarda, cigüeña negra, urogallo, lobo, oso y lince ibérico, y participando como ponente en numerosas conferencias a nivel nacional e internacional, como experto naturalista en reuniones de medio ambiente, como autor de muchísimos artículos de revistas de naturaleza, de publicaciones en diferentes idiomas, de enciclopedias, como interlocutor en programas de radio y televisión, haciendo documentales o como instructor para alumnos universitarios en sus tesis doctorales.
Andando, andando, en los años 90 fue de invitado con algunos de sus amigos a la Expo 92 de Sevilla y llamó su atención que en todas las intervenciones daban por muerta la práctica milenaria de la trashumancia, cuando todavía existía en España. Así que comenzó a fundar asociaciones como el Concejo de la Mesta, en recuerdo de las antiguas hermandades pastoriles, para intentar recuperar su impresionante legado cultural, razas autóctonas, vías pecuarias, dehesas y pastos de montaña, para la conservación de la Red Española de Vías Pecuarias mediante la recuperación de la trashumancia tradicional. Su desaparición supondría la pérdida de 125.000 Km de cañadas, cordeles y veredas, el 1% del territorio nacional declarado de Dominio Público, reservado desde el siglo XIII para el tránsito ganadero entre el norte y el sur de España. Implicaría también la degradación de muchos millones de hectáreas de pastizales naturales por pastoreo de los valles, con el abandono y matorralización de las montañas, agravando los riesgos de erosión del suelo y de propagación de incendios forestales incontrolables.
Andando, andando, Suso logró que se aprobase en 1995 la Ley de Vías Pecuarias, demostrando con un rebaño de 2.200 ovejas merinas del ganadero extremeño D. Cesáreo Rey, trashumando durante más de cuatro semanas, desde las dehesas de Extremadura hasta las montañas de Picos de Europa, recuperando así la trashumancia a pie de larga distancia. Dando continuidad a esta práctica milenaria, Suso demostró en sus últimas tres décadas, que colaborando con unas 50 familias ganaderas, recorriendo en su trayectoria más de 150.000 Kilómetros de vías pecuarias atravesando por 30 provincias de 12 Comunidades Autónomas, cruzando las principales capitales de provincia con grandes rebaños fueron más de 575.000 ovejas, cabras, vacas y caballerías, que han dispersado, de norte a sur peninsular, unas 200 millones de semillas y abonado más de 90 mil toneladas de estiércol, recuperando así la trashumancia como la mejor práctica tradicional en los tiempos cambiantes actuales, que por razones económicas, culturales, sociales, de gestión sostenible de sus áreas de pastoreo en invierno y verano, buscan la eterna primavera siempre para el bienestar de sus animales.
Andando, andando, Suso fue dejando una huella imborrable entre sus familiares, amigos, apasionados de la conservación de la naturaleza, estudiantes, universitarios, diplomáticos, ingenieros, políticos, pastores, niños y niñas jóvenes que le acompañaban en sus desplazamientos, a los que nos fue educando e impregnando en este medio de vida, tan sano y natural, como solución prioritaria en esta sociedad actual tan modernizada. De esta manera, a lo largo de 30 años de trashumancias, fue sembrando semillas por allá donde pasaba como nuestro maestro, único en su especie y que dejó cagarrutas de ovejas, cabras, vacas, caballerías y perros hasta por la capital de España, cruzando el centro de Madrid desde el año 1994 con grandes rebaños, intercambiando culturas pastoriles y folklóricas, tanto en el mundo rural como novedad para los urbanitas que tomasen conciencia de que la trashumancia existe y además es un Patrimonio Cultural Inmaterial del reino de España muy valorable.
Andando, andando, en 2004 tuve la suerte de encontrarme con Suso y comencé a trabajar junto a él, codo con codo, hasta sus últimos días, aprendiendo de cada movimiento que este ilustre señor, libre, con una memoria prodigiosa, una experiencia en su universidad de la vida única, un poder de convención en cada idea que se le ocurría, mi maestro, mi padre adoptivo, el otro abuelo de mi hijo Nico, mi jefe, que me enseñó tanto y tanto cada día, que no tengo palabras suficientes para agradecerle todo, porque junto a él se trabajaba con mucho entusiasmo, con un héroe, un caballero invencible, que nunca se rendía y que persiguió su sueño hasta la batalla final. Así fue como en 2007revolucionamos el país, reuniendo en Segovia y Madrid a unas 400 personas de todo el mundo, entre ellos representantes de pastores nómadas de diferentes tribus, donde se intercambiaron tantas experiencias que pusieron en valor la profesión de los pastores nómadas y trashumantes en el mapamundi y en las culturas indígenas. Tuve el honor y el privilegio de seguir junto a Suso, trabajando durante 19 años con propuestas de proyectos ilusionantes en los que nos demostraba in situ toda su sabiduría, sus aprendizajes y su pasión por sus principios de conservación de la naturaleza, adaptándonos a los procesos cambiantes y a las nuevas tecnologías, pero siempre con una humildad, empatizando con cada uno de los pastores que nos encontrábamos en nuestro camino y resolviendo de la mejor manera cada problemática que aparecía en sus movimientos. Con su metodología y sus ganas de cambiar el mundo, fue consiguiendo la mayoría de los premios de prestigio en medio ambiente y conservación de la naturaleza, que a su vez, económicamente nos ayudaron para poder ejecutar cada uno de sus proyectos en favor del medio ambiente.
Andando, andando, a finales de 2023 nuestro presidente, Jesús Garzón, lamentablemente nos dejó por ley de vida, como un hombre fiel a sus principios, con un instinto especial, siempre aventurero, libre, muy discreto con su vida personal, respetuoso con el medio ambiente, con la mirada al frente, sin cambiar el rumbo, con paso firme, esquivando barreras, con humildad, empatizando con el equilibrio de potenciar lo tradicional, con los pastores, con los sabios que encontraba en su camino, poniendo en práctica y ejemplo lo que consideraba de mayor interés para establecer un mundo rural sano, sin perjuicios, en una sociedad moderna invadida por internet y lo virtual, andando, andando, se adaptaba a lo que veía a cada paso pero sin perder lo aprendido en cada trayectoria vivida.
Andando, andando, como él nos educó, debemos cumplir sus precisas indicaciones, sacar fuerzas y seguir hacia adelante con todo lo que afortunadamente nos enseñó en este mundo tan especial, sembrando sus semillitas para las nuevas generaciones valorando a todos y todas esos pastores y pastoras trashumantes lo que nos enseñan en su propia universidad de la vida, no se pierdan y que permanezca ¡¡¡VIVA LA TRASHUMANCIA!!!
Gracias a nuestro Suso Garzón por existir, por aparecer durante dos décadas en mi vida, fuiste mi maestro, mi mentor, mi consejero, mi segundo padre y solo me queda seguir dándote las gracias en tu memoria, seguir tus pasos y como siempre dije, permanecer aquí hasta la batalla final y ojalá tu nieta Maya, mi hijo Nico y todos sus amiguitos, nuestros futuros pastorcillos, continúen con tu aprendizaje tan valioso.
Vuela alto nuestro querido Suso y sigue dejando huellas, que quiero llegar tardando, andando, andando, dar mi alma a cada grano de la tierra que voy pisando…
Marity González García
Presidenta de la Asociación Pastores sin Fronteras