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domingo, agosto 25, 2024

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Las Ventas como centro mundial de la cultura taurina los 365 días del año

Por Fernando Gomá, vicepresidente de la Fundación Toro de Lidia

Decir que la Plaza de las Ventas es la primera plaza de toros del mundo es subrayar lo obvio. Lo es, nadie lo discute. La cuestión que planteo es si, en beneficio de la tauromaquia, podría ser algo diferente, y más grande.

A lo largo del año se celebran allí aproximadamente unos 60 días de festejos taurinos, cifra imbatible para cualquier otra plaza de toros. Pero eso significa que hay unos 300 días al año en los que no hay espectáculos taurinos, y por tanto en los que Las Ventas no es el centro de la tauromaquia mundial. 

Existió en la antigüedad un centro cultural de importancia mundial, el conocido como Museion de Alejandría, creado en el siglo III a.C., y dentro del cual se encontraba su famosísima Biblioteca. En ese centro cultural se dispuso lo necesario para que los mejores poetas, escritores y científicos del Mundo Antiguo vivieran y trabajaran, creando cultura en todas direcciones.

Mi propuesta es convertir la plaza de las Ventas en el Museion y la Biblioteca de la tauromaquia en el siglo XXI. Un faro cultural permanente y mundial, en el que, como en Alejandría, se disponga lo necesario para recibir a investigadores y estudiosos, artistas y científicos, universitarios y literatos, creyentes en el dios del toro y ateos, de enero a diciembre, cada semana del año.

Ello incluye ordenar, digitalizar y sacar el máximo partido a sus biblioteca, dando publicidad en todo el mundo a sus contenidos, que no son solamente de interés para un investigador de lo taurino, sino para el que quiera bucear en la antropología, la sociología, el mundo rural o la historia, entre otras disciplinas.

Crear la mayor videoteca taurina del mundo, donde se preserven para siempre corridas de toros y otros contenidos, libres de la censura salvaje e intolerante de las plataformas y las redes sociales, y de acceso universal.

Firmar convenios con universidades y think tanks españoles y de todo el mundo, para que estudiantes, doctorandos y docentes puedan investigar, realizar sus máster o escribir sus libros. Y para ello, utilizar no solamente los recursos materiales y humanos de la propia plaza, sino los de todas aquellas entidades –ganaderos, otras universidades, centros de pensamiento, etc.- que formalmente decidan colaborar con Las Ventas. 

Y es que un centro cultural así concebido tiene que tener su sede central, sin duda, en la misma plaza de toros, pero puede y debe tener sus extensiones en otros lugares tanto de Madrid como fuera, y por supuesto, y especialmente, en el campo bravo. 

Fomentar la investigación y preservación de todas las artes relacionadas con la tauromaquia: la poesía, el teatro, la música, la pintura, así como la artesanía  ligada a ella. Un centro total del arte de la tauromaquia. Utilizar como base para ello el actual museo taurino, con una perspectiva mucho más amplia.

Durante todo el año, de enero a diciembre, deben celebrarse seminarios, cursos, conferencias, con carácter profundamente multidisciplinar, quizá organizado a través de un convenio con una universidad, de modo que su programa anual sea un acontecimiento esperado.

Asimismo, reflexionar sobre el espacio exterior que rodea a la plaza para dotarle de un contenido coherente y sistemático, y artístico, que prepare al visitante para lo que encontrará dentro. Hay ya algún proyecto urbanístico para soterrar la M-30 a la altura de Las Ventas: sería extraordinario aprovechar el espacio resultante para crear una gran antesala al templo mundial del toreo.

La plaza de las Ventas no solamente debe ser nuestra Alejandría, sino nuestro Instituto Cervantes de la tauromaquia, creando centros en otros países con esa marca, que acerquen esta cultura profunda y milenaria a personas que no la conocen.

 Las posibilidades son casi infinitas. A Las Ventas no le basta ser la primera plaza del mundo, porque en realidad está fuera de categoría. España tiene la inmensa suerte de ser reconocida mundialmente por dos símbolos, el toro y el torero. Es una marca que, desde el punto de vista de identificación de un país, tiene un valor incalculable. La mayor parte de los países mundiales  suspirarían por tener algo similar, porque carecen de un símbolo tan potente.

Cuando se hable de cultura del toro, se ha de hablar irremediablemente de Las Ventas, el sitio al que hay que ir en cualquier época del año, el kilómetro cero de la tauromaquia. Desde enero a diciembre, desde Chile y Kenia hasta Japón y Australia. Esta labor hercúlea de preservar y expandir la Tauromaquia corresponde a España por derecho propio y a Las Ventas por ser quien es.

La Comunidad de Madrid es la única que puede asumir, impulsar – junto con otras entidades y la iniciativa privada – y convertir en realidad un proyecto así, de largo plazo y mucho contenido, y que haría de Madrid el centro de gravedad permanente mundial de la tauromaquia, los 365 días del año. Algo original e imposible de copiar.

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