El análisis del compromiso de la tauromaquia en términos de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Y es que bien podríamos subrayar que la RSC se ha convertido en una posibilidad de diferenciación, suponiendo para las personas jurídicas que la adoptan en sus estrategias una absoluta ventaja competitiva tratando a la tauromaquia como lo que es: una gran empresa, ofreciendo respuestas de calado en los distintos ámbitos de la Responsabilidad Social.
La RSC, cuyo objetivo principal es contribuir al bienestar social, ha tomado una gran importancia en los últimos años. Cuando se implanta en la dirección estratégica de una mercantil puede llegar a configurarse como un desarrollo responsable y sostenible, gozando de una imagen positiva para la sociedad, maximizando el valor para sus grupos de interés y minimizando el impacto que la sociedad deja en el ecosistema al desarrollar su actividad.
Pues bien, estas ideas sobre la RSC, aplicadas a la tauromaquia, se reflejarían en una determinada forma de dirigir la industria del toro, gestionando los impactos que su actividad genera sobre sus clientes, empleados, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general desde diferentes temáticas: individual, corporativa y/o gubernamental.
En el trabajo, llamado ‘La implicación de la Tauromaquia en la Responsabilidad Social Corporativa’ se destaca la analogía existente entre la figura del “Stakeholders” o grupos de interés y la de los profesionales taurinos. Los primeros son aquellas personas o grupos de individuos que influyen en una mercantil y que se ven afectados en mayor o menor medida por sus acciones, algo que también se aprecia, en el caso de la industria taurina, en matadores, cuadrillas, ganaderos y empresarios.
De hecho, gracias a la unión y trabajo coordinado de los citados grupos de interés se han conseguido hitos importantes para el mundo del toro entre los que hay que destacar: que la tauromaquia quede regulada, fomentada y protegida por Ley y desde el año 2011 como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial en Castilla-La Mancha, Madrid y Murcia y, desde 2014 en Castilla y León. No hay que olvidar que desde el año 2013 fue declarada Patrimonio Cultural de España mediante la promulgación de la Ley 18/2013, de 12 de noviembre, para la regulación de la Tauromaquia como patrimonio cultural.
En cuanto a la aportación a la tauromaquia desde la RSC externa, hay que hacer referencia a un estudio publicado en el año 2016 por la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET) donde se refleja que la tauromaquia es el sector cultural español que más ingresos fiscales directos genera; es decir, por su recaudación en taquilla genera cerca de 44 millones de euros. Además, produce alrededor de 200.000 puestos de trabajo (57.000 de ellos como empleos directos), suponiendo un 1,16% de la ocupación laboral en España y, cuya aportación se establece en más de 12 millones de euros en concepto de cotizaciones a la Seguridad Social. La respuesta por parte del Estado es más bien ínfima, toda vez que los Presupuestos Generales del Estado destinan tan solo un 0,04% a la tauromaquia (30.000 euros al Premio Nacional de Tauromaquia y 35.000 euros a la Fundación Toro de Lidia).
Respecto al ámbito medioambiental, el principal impacto se centra en la riqueza genética, el impulso del mundo rural y la comercialización de la carne de toro de lidia. En el contexto de la sostenibilidad, conviene destacar que la cría del toro bravo se extiende por más de 250.000 hectáreas de dehesa, definidas como Sistemas de Alto Valor Natural por la Unión Europea, así como la riqueza genética del campo bravo.
Desde un punto de vista social, la fiesta está comprometida y volcada con los más desfavorecidos. Una muestra de ello, las encontramos en ejemplos dispares como la creación de la Casa de Misericordia de Pamplona, la feria Taurina San Ignacio de Azpeitia, la corrida Extraordinaria de Beneficencia en Las Ventas, así como la corrida de ASPRONA, entre otras. La tauromaquia es pionera en este campo puesto que desde sus comienzos siempre estuvo ligada a fines sociales y benéficos con las Casas de Misericordia, iniciando un camino que años más tarde incorporaron las corporaciones en su misión como empresa.
El matador de toros Jorge Isiegas analiza la tauromaquia en su Trabajo Final de Grado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad CEU San Pablo, desde un impacto socialmente responsable.