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viernes, abril 19, 2024

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Alrededor de la cancelación

Buenas noches.
Lo que me tranquiliza de fallar hoy es que de las cuatro personas convocadas a charlar en esta catacumba el único confinado es, afortunadamente, el único del que la organización y público podían permitirse prescindir. Cuando le anuncié a mi amigo y moderador, Chapu Apaolaza, que no podría asistir, le imaginaba al otro lado del teléfono pensando. “Total, para lo que te iba a dejar hablar Pedro Herrero…”.

Consciente de todo esto, agradezco la generosidad del Instituto Juan Belmonte y especialmente a mi amigo Chapu por la invitación, también por leer estos apuntes de presencia frustrada, y al publico asistente porque incluso creyendo que yo iba a participar, han venido o están conectados.

Sin ponerme melodramático, les diré que me da mucha pena perderme la cita de esta noche. Tiene pinta de que va a ser divertido esto. Casi contracultural… porque a estas alturas de la vida revolverse contra la cancelación de las ideas es revolucionario, qué cosas nos toca vivir…

Tras dejar la política y el País Vasco, después de haber sufrido allí, sin entrar en detalles, el bochorno del lenguaje alambicado, los temas tabú y la pelea contra la utilización de un lenguaje pegajoso para no llamar a las cosas por su nombre, no vi venir que fuera a ser necesario defender la Libertad en el resto de España. Y aunque no somos una isla en este mar de corrección política creciente que se empeña en condicionar el mundo occidental, molesta especialmente que sea en España donde haya debates, ideas o reflexiones que se censuren sin siquiera ser escuchadas, utilizando burdas etiquetas y una persistente voluntad de que no se oigan en el espacio público, académico o institucional.

No soy de los que cree que los apóstoles de la censura, cancelación y corrección moral, los desorientados pelmas del aburrimiento posmodero se vayan a imponer; lo que me acojona es que resulta verosímil que se acaben imponiendo.

Llámenme centrista si quieren -me han llamado cosas peores-, pero lo que más me pone de todo esto es verme en la misma trinchera con gente que defiende posiciones políticas diferentes a la mía pero que no está dispuesta, como no lo estoy yo, a que opiniones legítimas sean censuradas o canceladas. Hombres y mujeres libres que no aceptan la corrección política dictada por apóstoles de la moral posmoderna.

A mi juicio, si los enemigos de la Libertad no descansan, no podemos despistarnos quienes creemos que nuestra sociedad es más sana y edificante en el contraste abierto de ideas, en el debate encendido, en el sano ejercicio de escuchar propuestas que nos incomodan… lo más importante de todo lo que enfrentamos en estos tiempos tiene que ver con la necesidad de entender primero que no podemos dar por intocables todos avances de Libertad logrados.

Hubo tiempos, no tan pretéritos, en el que el eje del debate estaba entre visiones políticas de organización social ya fueran de inspiración socialdemócrata, conservadora, liberal… cosas de esas. Más allá de atajos dialécticos o episodios poco edificantes, muy pocos temas quedaban excluidos del espacio público de deliberación. Los tiempos cambian, sin duda, pero las buenas prácticas, como las buenas costumbres, no tienen por que hacerlo. Y merece la pena el esfuerzo de pelear por ello.

Supongo que a algunos de ustedes les pasará algo parecido; por ejemplo, yo no soy taurino, he ido muchas veces a la plaza pero no he conseguido engancharme a la pasión. Hay algo ahí, lo detecto y en cierta forma me llega, pero no me ha enganchado. Pues bien, todo esto pasa a un segundo plano para mí cuando se pretende acabar por imposición con la fiesta de los toros, porque ese ataque a la Libertad es un ataque contra todos. A algunos les parecerá un motivo pueril, pero por ese ataque yo soy tarurino. Porque hoy son los toros pero mañana será otra cosa.

Leía estos días cómo una universidad británica cuestionaba la novela 1984 por ser
potencialmente “material ofensivo y molesto”. Más allá de haber entendido perfectamente el objeto último de ese libro, que no por casualidad son universitarios, es fascinante cómo esa universidad nos brinda gratuitamente la demostración de que Orwell acertó. Pero la lista de nombres propios de personas atacadas por atreverse a opinar o por motivos variados es interminable… Peterson, JK Rowling, Woody Allen y un poco antes cualquier otra cosa o persona. Qué más da quién o sobre qué, al final es todo lo mismo: siempre hay alguien entusiasmado con cuidarnos, quien se levanta todas las mañanas para salvaguardar nuestra moral, protegernos de ofensas y librarnos de ideas que no nos convienen. También en señalar herejes e impuros. Y sin que se lo hayamos pedido. Fuck you!

En fin, en realidad tenemos mucho que agradecerles, bien mirado. Algo noble por lo que luchar te mantiene joven y en forma; en este caso es la Libertad. ¡Que viva!


Texto aportado por Borja Sémper con motivo de la celebración de la primera conferencia titulada ‘alrededor de la cancelación’ del ciclo ‘conversaciones en la catacumba’.

Borja Sémper fue presidente del Partido Popular en Guipúzcoa entre 2009 y 2020, además de portavoz del Grupo Popular en el Parlamento Vasco (2013-2020).

Licenciado en Derecho y experto en gestión pública, ha escrito libros como ‘Sin Complejos’ (2013) y ‘Maldito (des)amor’ (2015). Además, junto a Eduardo Madina, ha publicado ‘Todos los futuros perdidos’.

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