La ley Grammont de 1850, revisada en 1951, excluye las corridas de toros de las leyes contra el maltrato animal si hay una tradición continua. Esta exención se basa en una «tradición local ininterrumpida», evaluada por los jueces.
El artículo 521-1 del Código Penal permite prácticas tradicionales bajo ciertas condiciones geográficas y temporales: «Les dispositions du présent article ne sont pas applicables aux courses de taureaux lorsqu’une tradition locale ininterrompue peut être invoquée.» El artículo 521-1 del Código Penal se limita a mencionar las «courses de taureaux» y la cuestión de su definición ha surgido porque a veces se ha argumentado que ciertas manifestaciones que causan sufrimiento a los animales no podían recibir esta calificación, lo que excluía la justificación por la tradición local ininterrumpida. Una sentencia de la corte de apelación de Nîmes del 1 de diciembre de 2000 arrojó luz sobre esta cuestión. Los jueces declararon, en primer lugar, que en ausencia de una definición legal, no había lugar para distinguir entre las diversas formas de «courses de taureaux». No es necesario entonces distinguir entre diferentes formas de tauromaquia, ya que todas pueden formar parte de una tradición local. La persistencia del interés por la tauromaquia en una comunidad puede mantener esta tradición.
La jurisprudencia interpreta la tradición taurina de manera amplia, considerando una unidad demográfica regional con una tradición ininterrumpida. La tradición se entiende como una práctica del pasado mantenida por el interés de un número suficiente de personas. Esta tradición debe ser continua y no revivida tras caer en desuso. Por ejemplo, el Tribunal de Apelación de Toulouse reconoció una tradición ininterrumpida de corridas de toros en una comuna vecina. También se ha aceptado el concepto de unidad demográfica en regiones incluyendo Bayona y Biarritz, o municipios como Floirac (y eso a pesar de un «arrêté préfectoral» que prohibía la suerte de matar), y Tarascon, le Grau-du-Roi por estar geográfica y demográficamente en regiones taurinas.
La costumbre local trasciende los límites administrativos y se define por una cultura común y hábitos compartidos. La tradición taurina debe mantenerse si su interrupción se debe a factores materiales y no a la voluntad colectiva. La afición local se manifiesta a través de peñas taurinas, eventos culturales y desplazamientos a otras Plazas. La desaparición de una plaza por un incendio o la prohibición de un evento por razones administrativas no se considera una interrupción de la tradición.
No obstante, en 2023 y 2024, sí que la interpretación de los territorios taurinos impidió la celebración de festejos en Pérols (sureste). El tribunal administrativo concluyó que la tradición taurina no había sido continua en los últimos años por el hecho de no organizar desde 2003 una corrida de toros española. Notamos un cambio de interpretación de noción de unidad geográfica regional y de tradición local ininterrumpida. Perols teniendo peñas taurinas y corrida de toros organizadas en Mauguio a 17 kilómetros, esta decisión va en contra de la jurisprudencia. A contrario en Seissan (suroeste), volvieron a organizar espectáculos taurinos.
Los ataques legales de los antitaurinos siguen siendo recurrentes en Francia. Recientemente estos asaltos han sido derrotados, como en 2022 en la Asamblea Nacional cuando el diputado animalista E. Caron retiró su proposición de prohibición de los toros en Francia antes de que fuera votada (al ver que iba a sufrir una derrota), o en 2024 cuando el senado francés no apoyó una nueva proposición, esta vez viniendo del partido de la mayoría presidencial, que quería prohibir la entrada de los menores en los toros.
Para concluir, la tradición taurina en Francia está sujeta a cambios de ley o interpretaciones de los jueces. Para protegerla, deberían identificarse las ciudades taurinas (poco probable). Esto evitaría situaciones como la de Pérols. Nada tampoco impide que el poder legislativo modifique las condiciones de ejecución de la Fiesta en Francia, por ejemplo, prohibiendo la suerte de matar. No será posible considerar como criterio el hecho de que la corrida no se haya llevado a cabo de acuerdo con las prescripciones del reglamento de la Unión de Ciudades Taurinas de Francia, ya que este reglamento es un documento elaborado por una asociación, sin valor legal.
Fanny Jourdan
Licenciada en Derecho
Artículo incluido en el libro Diez años de defensa jurídica de la tauromaquia – Artículos de la Fundación del Toro de Lidia 2016 – 2025