viernes, marzo 29, 2024

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Zarpamos // No ahorremos en ideas

A la mayoría de los que nos gusta hablar, nos gusta debatir. No es suficiente con dejar que el resto nos escuche. También queremos confrontar nuestras ideas. Ante cualquier argumento, siempre podemos encontrar un ideario alternativo. Los diálogos son los que nos permiten llegar a síntesis enriquecedoras, tanto para nosotros como para el resto.

El Instituto Juan Belmonte tiene como misión promover debates e ideas, que a buen seguro abarcarán multitud de campos, y la economía no es ajena. Abriendo el debate en este texto inaugural, planteo, propongo, formulo si acaso, algunas cuestiones que pueden ocupar futuros textos que nos servirán para entender mejor el mundo y, esperamos, para que el mundo nos entienda también a nosotros.

Abro fuego con algunas cifras. En lo que llevamos de siglo XXI, cerca de 1.500 municipios españoles han celebrado festejos taurinos, a lo que habría que sumar varios centenares más que celebran festejos populares con sueltas de reses, encierros camperos, correbous, etc. Muchos de ellos tienen una población menguada y menguante, y pese a ello se llenan de vida durante sus fiestas patronales, que siguen celebrándose corriendo toros. La Tauromaquia sigue siendo un punto de conexión con una parte de nuestro patrimonio cultural e íntimo. Suministra un flujo de oxígeno y una importante fuente de recursos económicos a estas localidades. Los encierros o las vaquillas en un pueblo son simples ejemplos de eventos culturales que permiten multiplicar por dos, por diez o por cien, la cifra de habitantes de muchas localidades de nuestro país. No podemos dejar de aprender sobre este efecto multiplicador de la celebración de espectáculos culturales en los municipios que no pueden disfrutar de las ventajas de las capitales.

Este breve ejemplo de la conexión entre la “España Vacía” y la Tauromaquia, muestra a ésta como factor determinante en muchos procesos económicos y sociales que tienen lugar en torno al Planeta de los Toros. Hay una multitud de debates pendientes en los que los toros son vanguardia o simplemente un claro ejemplo del que podemos aprender.

La economía bien puede ser un terreno en el que cuestionarse muchas supuestas verdades. Sigamos con ejemplos: los factores de producción son habitualmente simplificados en factor trabajo y bienes de capital. Partiendo del capital físico, desde hace tiempo el concepto se ha ampliado a capital humano, capital relacional, capital intangible, etc. Una de las extensiones más interesantes es el concepto de capital social, que captura la existencia colaboración y confianza en un colectivo humano, y que se produce a partir de una serie de dimensiones, tales como la confianza, la existencia de redes personales y sociales, la efectividad de las normas que nos autoimponemos, e incluso el afecto que nos profesamos. No me cabe ninguna duda de que el gasto corriente en las fiestas y festivales populares que se dan en todos los municipios de España y de Europa sirven para generar afecto y confianza, para establecer relaciones personales, e incluso para forjar normas de comportamiento no escritas. Generar este tipo de capital es crucial para el desarrollo de cualquier sociedad, nacional o local. Esto lleva a plantearse la diferencia entre gasto e inversión, un aspecto habitualmente en las manos de gestores públicos, a los que hay que hacerles llegar mensajes claros.

Desde el punto de vista económico, también se puede plantear un debate sobre la fiscalidad y fiscalización que sufren muchos espectáculos y actividades culturales. Sirvan como muestra las continuas subidas y bajadas de impuestos que tienen que aguantar muchos sectores culturales. Igualmente hay que abordar la fiscalidad que sufren muchos profesionales con una vida profesional más corta que la de un periodista o un profesor, y por lo tanto con una elevada concentración de ingresos en un breve espacio de tiempo, que hay que gestionar. Ni que decir tiene que la dimensión económica del sector agropecuario tiene en el toro de lidia una frontera que sigue suponiendo un dique para el resto, incluidas muchas comarcas para nada taurinas y que sin embargo dependen económicamente del sector cárnico.

La economía es una ciencia social más. Desde un punto de vista amplio, las ciencias sociales plantean el estudio del comportamiento humano desde muchas perspectivas, no solo la económica. Una de ellas tiene que ver con la identidad de las personas. La existencia de identidades nacionales, locales e incluso supranacionales como la Europea, son tópicos ampliamente analizados por sociólogos, antropólogos y más recientemente también por economistas, especialmente por las consecuencias que se derivan de las mismas, como por ejemplo lo que ha supuesto el Brexit. Otro tipo de identidades se han referido a diversas vertientes, tales como la sexual, la política e incluso la relacionada con determinados aspectos deportivos. A lo largo de la historia reciente de la humanidad hemos sido testigos de la persecución y acoso de algunas identidades, como ahora le está pasando a algo que tenemos todavía que plantearnos: la identidad taurina.

Abandono estas líneas ofreciéndote una colección de textos que esperamos que te llegue a invitar a pensar y, por lo tanto, a veces también te alcance a incomodar. Pero, sobre todo, como decía al principio, para llegar a entender. Y para que muchos entiendan que la Tauromaquia es un ejemplo y una defensa de muchas de las cosas que amamos todos.

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